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Un viaje por la Ruta 66 en el que un hombre se reencuentra con su pasado en forma de insectos muertos; un apartamento que se expande sin cesar; un pintor atrapado por un éxito en el que no se reconoce; un cuarto clausurado en la casa familiar de una mujer y que aloja todos los miedos; un banquero corrupto que es incapaz de salir de su automóvil; la construcción de una piscina que convierte a su dueño en náufrago; un jardinero jubilado que cultiva la muerte con paciencia…
Cadillac Rach incluye quince de relatos en los que la soledad del ser humano ocupa el lugar central; en los que los protagonistas se ven confrontados con un elemento insólito que trastoca su rutina y se presenta ante ellos como un espejo que les obliga a mirarse como nunca antes se habían visto.
ELOY TIZÓN SOBRE CADILLAC RANCH:
«Tras demostrar su solvencia como novelista (Bajamares, Malasanta…), Antonio Tocornal dirige su mirada hacia el género breve, ofreciéndonos un ramillete escogido de buena prosa y asombros. Todos sus cuentos, como alegres huevos de Pascua, contienen una sorpresa… O quizá más de una. Cada pieza está planteada en forma de tour de force lúdico, cuya resolución desafía, no tanto a los lectores, como al propio escritor. Narradores razonables enfrentados a situaciones extremas, desaforadas, prodigiosas o directamente fantásticas. Narradoras juveniles (casi niñas), abocadas al estupor del desconcierto y a la noria de las metamorfosis. La casa que crece y crece hasta volverse infinita; el banquero enjaulado en su propio automóvil; el hombre al que le brota un pequeño pueblo de montaña en la palma de la mano… ¿Son tragedias narradas en broma o chistes contados con cara seria? La música de Cadillac Ranch supone la reafirmación poética del talento de un escritor de raza, en la plenitud de sus facultades, que no necesita gafas de realidad aumentada para saber que no existe nada más estrambótico que nuestro mundo».